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Artículo publicado
12/08/2021
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ANTONIO LÓPEZ DE NEIRA
FUE EL PRIMER USUARIO DE TELÉFONO EN VIGO Y TAMBIÉN EL PRIMERO EN CONTAR CON LUZ ELÉCTRICA EN SU CASA
Protagonizó en su juventud una de aquellas extraordinarias aventuras personales de la emigración

El elegante florido y condecorado caballero de la fotografía tomada de un retrato al óleo es Antonio López de Neira, natural de la villa lucense de Foz en 1827 y de orígenes muy humildes. Llegó a nuestra ciudad – afirman algunas fuentes que como lazarillo de ciego – en fecha indeterminada en la primera mitad del Siglo XIX para emplearse como mancebo de comercio.
Con el paso del tiempo y tras haber conseguido montar diversos pequeños negocios terminó por establecerse en la calle del Príncipe con un popular obrador de chocolate, fundando posteriormente otras industrias, entre ellas la importante fábrica de papel La Cristina, que se encontraba en Cabral.
Terminó por convertirse en un vigués muy destacado y cuentan las antiguas crónicas que, aparte de ser un apasionado de todos los avances tecnológicos de la época, era un singular personaje de carácter simpático, campechano y afable, por lo que, ya siendo un hombre relevante, había caído muy bien a un Alfonso XII que contaba con tan sólo dieciocho años cuando en 1877 visitó la ciudad por primera vez. Tanto que dos años más tarde, con ocasión de su matrimonio con Cristina de Habsburgo, el joven monarca se acordó de él y lo invitó a su boda.
Seguramente por ello López de Neira llamó a su industria de papel La Cristina. Mientras que Alfonso XII, con el que se encontró posteriormente en diferentes ocasiones, lo distinguía siempre en público con un claro afecto y una especial deferencia.
LA NOVEDOSA LUZ ELÉCTRICA PARTICULAR QUE ESTRENÓ LÓPEZ DE NEIRA SUPUSO TODO UN ACONTECIMIENTO EN VIGO
El filamento incandescente para lámparas como las de la fotografía, a la derecha, lo inventó Thomas Edison en 1876. Pues bien, tan sólo cuatro años después Antonio López de Neira se hizo instalar en su casa una instalación luz eléctrica a partir de generador propio. Que estrenó el 30 de Mayo de 1880, resultando el hecho todo un gran suceso que mereció una brillante crónica por parte de un reportero local, la cual recogió el gran José María Alvarez Blázquez en su estupendo libro ´La Ciudad y los Días´.
«El miércoles por la noche se probó en casa del Señor López de Neira la luz eléctrica que para mayor lucimiento de las próximas fiestas del Santísimo había encargado a París dicho señor».
Continuando:
«La proverbial naturalidad y amable deferencia del Señor Neira fue causa para que muchos de sus amigos se personasen en la rica morada y deliciosa huerta a presenciar los efectos luminosos del aparato, el cual funcionó bien, llevando la luz a larga distancia, y que al reflejarse en las galerías y casas del Placer de afuera, produjo agradable impresión entre las personas que inesperadamente se vieron inundadas por una claridad tan intensa como la del sol, aunque de meláncolico reflejo como la luz de la luna».
Según el cronista, siempre tirando de la encendida estilística narrativa de la época, a los insectos también les impresionó el invento:
«Una de las cosas que más nos ha llamado la atención en aquellos momentos fue el asombro que la luz produjo sobre los insectos que se albergaban entre el ramaje de los árboles, que vistos desde lejos parecían pintados con un verde ultramar, más bien que obras de la naturaleza».
Aquella instalación eléctrica, que era transportable, sería utilizada a partir de entonces, empezando por aquel año de 1880, para dar mayor realce a la procesión del Cristo de la Victoria en su salida de la Colegiata. Y así fue durante más de una década.
Y CON LA LUZ ELÉCTRICA LLEGÓ TAMBIÉN EL PRIMER TELÉFONO
También en el año 1876 registró Graham Bell el invento del teléfono. Y, naturalmente, no tardó mucho Antonio López de Neira en hacerse con el nuevo y extraordinario sistema de comunicación. Ignoramos la fecha de su adquisición, si anterior o posterior a la instalación de luz eléctrica en su domicilio; pero sí es seguro que el suyo fue el primer trasto telefónico que existió en Vigo, aunque el artilugio no debía ser como el de la fotografía, que ya es un modelo bastante sofisticado.
Y entonces aquí cabe plantearse una cuestión: si él era el único en disponer de aparato, ¿con quién se comunicaba? Difícil respuesta, puesto que es impensable que se tendiera un cable desde, digamos, Madrid a Vigo únicamente para su servicio. Aunque cabe la posibilidad, bastante remota, de que el cable ya estuviera ya tendido y Don Antonio se adelantó a todos para adquirir el primer aparato.
Sin embargo, creemos, lo más probable, que López de Neira no tuviera un solo teléfono, sino dos que utilizaría para comunicar desde su despacho de negocios con su vivienda y viceversa. Y para ello no necesitaría el dial que lleva el avanzado artefacto de la imagen de arriba.
En todo caso, un tremendo adelanto que tuvo que ser objeto de muchísimos comentarios en el Vigo de entonces.
El muchacho de tan humildes orígenes que había llegado a Vigo quizás como lazarillo de ciego para después emplearse como mancebo de comercio se convirtió en muy destacado industrial y un adelantado en el uso de las nuevas tecnologías de la época.
Fue alcalde de la ciudad, diputado provincial durante cuatro décadas, presidente de la Diputación de Pontevedra, cónsul de Chile y de Costa Rica y detentador de la Gran Cruz de Isabel la Católica.
B. CALZADA
Nota al pie.-
EL ALUMBRADO ELÉCTRICO NO SE ESTRENÓ EN LAS CALLES DE VIGO HASTA DICIEMBRE DE 1896
De modo que a lo largo de dieciseis años la única que funcionó de manera pública en la ciudad y sólo un día al año era aquella que prestaba López de Neira para la procesión del Cristo de la Victoria.
Para reseñar el brillante estreno de la luz eléctrica en nuestra ciudad volvemos a recurrir al ya mencionado José María Alvarez Blázquez y su imprescindible obra ´La Ciudad y los Días´:
«Fué, pues, el 22 de diciembre de 1896, un día luminoso en que Vigo conoció la alegría de la luz eléctrica, aquella maravilla del siglo de las luces, el siglo – dígase lo que se quiera – más sugestivo y sorprendente de nuestra historia. La «Sociedad para alumbrado y calefacción de Coruña y Vigo», la misma que había instalado su flamante fábrica de gas en Picacho, instaló la nueva factoría a base de dos motores sistema Otto de 30 caballos, que accionaban dos dinamos de corriente contínua de 250 voltios y 120 amperes».
Con motivo de la inauguración, la multitud se había concentrado en la Puerta del Sol y Plaza de la Constitución, donde se habían instalado las primeras lámparas.
«El acto de la inauguración revistió gran solemnidad y fué, al propio tiempo, ocasión para que el regocijo popular se desbordase, flotando ya en el ambiente los pascuales gozos de las vísperas navideñas».
Se ha avanzado bastante desde entonces.