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Artículo publicado
17/10/2022
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ASÍ SE SALVARON PATOS Y BAIONA
DEL DISPARATE DE UNA REFINERÍA
– Y TODA LA RÍA DE VIGO –
Con la apreciable intervención
de Doña Carmen Polo
A finales de la década de los cincuenta fue anunciado un ambicioso proyecto internacional para levantar una enorme refinería que se ubicaría junto a Monte Ferro, sobre la playa de Patos, afectando en gran medida a las bahías de Nigrán y a Baiona.

Estado muy estrechamente relacionadas con el régimen franquista, las fuerzas vivas coruñesas se pusieron rápidamente en marcha para evitar que tan prometedora industria de refino petrolero se instalara en Vigo. Tenía que ser para su ciudad. Lo consiguieron tras mover eficaces palancas en el centro del poder de aquel régimen; pero al tiempo, cuando pretendían todo lo contrario, hicieron a Vigo y a su Ría un inmenso favor.
LA INICIATIVA VIGUESA FUE DE UN EMIGRANTE EN PORTUGAL CONVERTIDO EN MAGNATE PETROLERO
A finales de los años cincuenta un natural de Ponte Caldelas, de nombre Manuel Cordo Boullosa, que en Lisboa comerciando con petróleo de Angola se había convertido en magnate internacional del negocio, anunció que, en sociedad con una gran compañía norteamericana, se disponía a solicitar permiso para construir una gran refinería junto a Monteferro.
Reaccionaron de inmediato los poderes coruñeses para paralizar el proyecto y llevar a cabo en su ciudad uno similar; pero de propiedad estatal. Entre las influencias a las que recurrieron se encontraba Doña Carmen Polo, la esposa del caudillo y terror de anticuarios y joyeros por sus afanes de dama rapaz, tan agasajada en agasajada en su ciudad finalizada la guerra civil, a la que obsequiaron con un palacete urbano, la Casa Cornide. Entre bastidores, ella jugaría un papel importante en la concesión de la refinería.
(Antes, como es más que conocido, los Franco habían recibido como regalo de los coruñeses el Pazo de Meirás. Lo que no es tan sabido es que la interesada ofrenda al generalísimo se realizó en plena contienda, ya segura la victoria del ejército sublevado contrala república)
Mientras Doña Carmen movía los hilos de su influencia, los responsables del puerto herculino no dudaron en presentar una documentación con datos falsos, incluyendo una carta marítima modificada en la que no aparecía una aguja rocosa que en el futuro iba a dificultar las maniobras de los grandes buques petroleros y cuya existencia, en el año 1976, provocaría el desastre del Urquiola.
La refinería, con una extensión de 150 Has, se instaló en terrenos de los municipios de A Coruña y Arteixo, la ciudad herculina atravesada en su subsuelo por grandes tuberías que llevan el crudo desde el puerto.
El complejo les fue adjudicado en 1962 y se inauguró en 1964.
LA CIUDAD DE VIGO, QUE POR ENTONCES SE SINTIÓ DESFAVORECIDA, RESULTÓ LA GRAN BENEFICIADA
En Vigo la pérdida de la refinería se consideró una pésima noticia, pues pocos en aquel momento interpretaban que la instalación del monstruoso complejo en Patos desgraciaría para siempre la Ría y muy concretamente el litoral hoy residencial y turístico entre Saiáns y Baiona, condenando a esta villa, lo mismo que a Nigrán. Pero es que por entonces las sensibilidades y las formas de ver las cosas eran muy distintas.
Era aquel un Vigo, el de finales de los cincuenta y principios de los sesenta, en pleno gran impulso industrial porque, gracias a la existencia de una Zona Franca, en 1958 llegó Citroën, que en 1960 ya contaba con más de quinientos trabajadores en su planta de Balaidos.
Lo que coincidía con los primeros pasos de Pescanova, creada en aquel año 1960 y empresa que iba a cambiar el mundo de la pesca a partir de las operaciones en lejanos caladeros y del invento del pescado congelado a bordo.
Mientras que en A Coruña, ciudad administrativa que carecía de iniciativa empresarial privada, las únicas industrias eran estatales: la Fábrica de Armas y la Fábrica de Tabacos. Por eso quisieron la refinería, también estatal.
UNA REFINERÍA EN LA RÍA HUBIERA TENIDO UNAS CONSECUENCIAS TERRIBLES
Gracias a los poderes herculinos tan bien relacionados con el régimen de Franco se salvó la Ría de Vigo.
Algo que debemos agradecer eternamente a los gerifaltes coruñeses de entonces, porque de no ser por su intervención el proyecto de Corgo Boullosa y sus socios americanos hubiera salido adelante; y en Patos tendríamos hoy unas enormes chimeneas expandiendo emisiones en un entorno de depósitos gigantes de combustible. Con muelles adentrándose en la Ría y grandes buques petroleros contaminando con su sola presencia, con el consiguiente riesgo de accidentes. Un brutal atentado ecológico y paisajístico.
Las Islas Cíes no se hubieran convertido en gran atractivo turístico, mientras que Nigrán nunca hubiera llegado a ser el importante municipio de carácter residencial que hoy es dentro del área metropolitana viguesa.
Ralentizar el fuerte empuje de nuestra ciudad era lo que pretendían los coruñeses llevándose la refinería.
La apuesta les salió muy al revés.
R. EIRAS
VER TAMBIÉN, relacionado. Publicado en Vigoempresa el 03/07/2011:
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