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El plan Cabello Ebrentz

El puerto actual se debe al plan desarrollado en la primera mitad del Siglo XX por el ingeniero jefe de la antigua Junta de Obras del Puerto Eduardo Cabello Ebrentz, a cuya memoria Vigo debe un mayor reconocimiento.

El plan Cabello Ebrentz

Desde la Guía hasta Bouzas, son nuestros muelles los que permiten la exportación de coches, descargas de pescado, la operatividad de grandes instalaciones de frío, la construcción de barcos, que se muevan casi doscientos mil contenedores y que cien cruceros nos hayan visitado el pasado año.
La ciudad vive de su puerto. Un puerto que costó mucho tiempo y esfuerzo conseguir, que creció a remolque de las necesidades de la actividad industrial para permitir después el gran despegue de Vigo.
Hace sólo poco mas de cincuenta años, el Areal era una playa degradada y maloliente sobre la que se varaban viejos barcos de madera. Aunque por entonces ya se estaban, por fin, comenzando las obras para la construcción de unos muelles que toda la ciudad llevaba mucho tiempo reclamando.
En las primeras décadas del pasado siglo las descargas de pescado se efectuaban bajo los soportales del Berbés y era imposible ir por la costa desde A Laxe hasta Bouzas. El que hoy es el ancho territorio de Orillamar era por entonces un litoral de rocas.
La larga espera de Vigo por su puerto
La mayor parte de las instalaciones portuarias son producto de aquel Plan Cabello, llamado así por su autor, Eduardo Cabello Ebrentz, ingeniero jefe del puerto a comienzos del siglo pasado. El proyecto se dio a conocer en 1910.
Por entonces sólo estaban operativos un muelle de hierro de propiedad privada, en forma de T, con 18 metros de ancho y 18 en la cabeza y otro mas pequeño, de piedra, en A Laxe.
El plan tuvo una extraordinaria acogida;pero las obras no se pudieron comenzar hasta 1924, catorce años después de la publicación del proyecto. Se finalizaron en 1959, cuando se terminó de dotar el actual muelle de trasatlánticos.
Falta de asignación presupuestaria
Los retrasos y paralizaciones – cuando en los años 20 Vigo, debido a la emigración a América, era el primer puerto de pasajeros de la península – fueron consecuencia, como casi siempre ocurre con esta ciudad, de la falta de asignación de presupuestos por parte de las distintas administraciones. En gran parte debido a las presiones de otras ciudades gallegas mucho más avezadas en el arte de aprovechar a su favor coyunturas políticas.
En una gran proporción, los ingresos generados por el enorme tráfico del puerto de Vigo fueron destinados a infraestructuras del puerto de A Coruña.
Casi todos los barcos debían fondear en medio de la ría, por lo que el embarque de pasajeros y mercancías se tenía que hacer por medio de gabarras. Esto ocurría en 1921, un año en el que entraron en la Ría de Vigo 2.104 mercantes y 342 trasatlánticos. Con cifras similares en los años anteriores y posteriores.
Culminación del Plan Cabello
El Plan Cabello se pudo abordar por fin en 1924, y ello gracias a la intervención del gobierno de Primo de Rivera. A mediados de la década de los 30 ya estaba operativa la dársena del Berbés; pero la construcción de los muelles comerciales no se inició hasta que en 1950 fueron aprobados los presupuestos extra necesarios.
En 1957 Vigo obtuvo la Zona Franca que había solicitado en repetidas ocasiones en décadas anteriores y que siempre le había sido denegada. Dos años más tarde, la concesión sirvió para que pudiera venir Citroën.
Es decir, que tuvieron que ser dos gobiernos en dictadura los que sacaron adelante el Plan Cabello y el mismo puerto de Vigo.
Con estos regímenes no fueron tan eficaces las politiquerías localistas, como se dijo arriba promovidas por otras ciudades gallegas que casi siempre conseguían la paralización de las obras mediante el desvío en su favor de los fondos estatales en un principio destinados a Vigo. O, lo que todavía es peor, de los fondos que generaba el mismo puerto de Vigo.

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