Punto de Mira
Artículo publicado
24/07/2020
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ELLA SE LLAMABA PERLY
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EN EL PUERTO CON CORINA
Este artículo, que pertenece a nuestra hemeroteca, se publicó hace más de trece años, con fecha 05/03/2007. Pensamos que sigue teniendo actualidad, pues, sin importar el paso del tiempo, Corina Porro sigue columpiándose en su candelabro. Como aquella trapecista que se llamaba Pinito del Oro.

En declaraciones de hace unos meses a un diario local, Corina, alcaldesa de Vigo por rebote político, aseveraba: «el paso a la política lo dí desde lo social».
Corina Porro Martínez, natural de El Ferrol (1953), auxiliar de enfermería, llegó a Vigo a comienzos de la década de los 80 siguiendo a un marido cirujano que había conocido en el hospital ferrolano donde él, natural de Guitiriz (Lugo), comenzaba su carrera profesional. Posteriormente se trasladaron a Barcelona, y de allí a nuestra ciudad.
Efectivamente, «lo social» fue una de las primeras preocupaciones de Perly, como era conocida cuando llegó a Vigo. Para introducirse en «lo social», primero se dedicó a organizar tertulias en cafeterías, para posteriormente iniciarse en el Aero Club en la práctica del golf, actividad que hasta entonces le era ajena.
Primeros escarceos políticos
Al tiempo que practicaba los movimientos del «swing», Perly – que viene de «Perlita», según ella misma se encargó de explicar en su momento – lucía palmito ante veteranos y atentos jugadores a lo largo y ancho -la bola no siempre va recta – de los nueve hoyos del pequeño campo de Peinador.
En el golf, además de sociales, también es posible amagar aproximaciones políticas, por lo que Perly decidió acercarse a un conocido periodista con buenos contactos en Santiago. Eran los tiempos del famoso tripartito y en la Xunta mandaba José Luis Barreiro, quien había traicionado a la entonces Alianza Popular y a Fraga. Ejerciendo ella de «manager», consiguió para su consorte Quintela un puesto en la Consellería de Sanidad, como subdirector general de Ordenación Sanitaria.
Más golf en procura económica
Al hombre, a José Luis Quintela, parece que le gustaba más la práctica de la medicina que la gestión sanitaria, así que tras unos meses abandonó el cargo y regresó el Xeral.
Pero por entonces Perly ya tenía otras metas: tras provocar un conflicto en el seno del Aero Club emprendió, junto con algunos otros socios, la aventura de fundar un campo de golf en las alturas de Domaio. La finalidad, aparte de «lo social», era fundamentalmente económica, de carácter especulativo: ganar un montón dinero mediante la construcción de una urbanización anexa al campo.
Para conseguir las necesarias subvenciones para la construcción del campo de golf, las visitas de Perly a despachos de la Xunta en Santiago eran frecuentes. Fue célebre la frase con la que se anunciaba, «Hola, soy Perly»; pero, sobre todo, se hizo conocida por – ¡zas! – sus desinhibidos y lucidos cruces de piernas para acomodarse en los mullidos sofás xunteiros. Muy comentados después.
Naufragio anunciado
El Golf Domaio, fundado en 1989, no acababa de salir adelante, medio funcionando entre conflictos de todo tipo, algunos muy graves – Quintela resultó agredido y su foto sangrando publicada por Faro de Vigo – con los vecinos del lugar. Pero Perly volvió a utilizar a su ex marido, promocionándolo hasta la presidencia de la Federación Gallega de Golf con la evidente intención de mandar ella.
Tampoco duró mucho este puesto Quintela, porque pronto el Golf Domaio y su urbanización, un proyecto demasiado ambicioso, mal dimensionado para las posibilidades de sus promotores, se vino abajo con estrépito, también con escándalo.
Lo peor es que un numeroso grupo de personas de Vigo, de inversores atrapados, vieron esfumarse su buen dinero, en algunos casos cantidades bastante elevadas, por lo que no pocos se consideraron estafados: «fue un intento de timo por parte de unos mangantes además malos, porque perdieron ellos y los que pusimos los cuartos», remarcaba uno de los perjudicados.
Como consecuencia, Perly tuvo que ver como sus escasos bienes – aquellos que esperaba incrementar de manera considerable – resultaban embargados, también los de su hermano José Antonio Porro, que, al tiempo que corredor inmobiliario, ejercía de secretario de aquella sociedad.
Ingreso en política municipal
La situación económica de Perly Porro quedaba muy comprometida; y también lo referente a «lo social», ya que debió soportar un amplio rechazo en los círculos sociales vigueses de los que había pretendido formar parte.
Decidió entonces que la política municipal sería una buena salida, quizás la única, por lo que, corriendo el año 1999, cameló a Manolo Pérez – cosa fácil – para que la incluyera en su lista para las elecciones municipales. Así fue y con el número nueve pudo ingresar en el Ayuntamiento. Eso sí, con el sueldo de concejala embargado por un juzgado.
La intensa actividad que siguió como edil – junto con otras ocupaciones paralelas – terminó por costarle el matrimonio. Cosa que no pareció importarle mucho, dado que sus objetivos personales estaban por encima de los aspectos familiares. Mientras – el tiempo jugó a su favor, desmarcándose ella del desgaste de Manolo Pérez como alcalde – llegado el momento supo aprovechar la baza que le proporcionó el enfrentamiento de Pérez con Santiago para acercarse a Manuel Fraga.
Corina Porro Martínez, de escasa formación, osada y ambiciosa, siempre utilizó armas femeninas para situarse en cualquier circunstancia. Esto le resultó fácil con un Fraga ya muy mayor. Aquella rubia atrevida y solícita encandiló al decadente ex presidente de la Xunta evocándole, quizás, lejanas vivencias personales.
En la Consellería de Bienestar Social encontró Corina su bienestar. Los problemas económicos resueltos, se comentó que pudo además conseguir que los mismos empresarios del sector ladrillo que contrataban las residencias de mayores para la Xunta le construyeran a ella una casa en Domaio en inmejorables condiciones de pago. Eso se dijo. Precisamente en Domaio, aunque no junto al campo de golf, que hoy es propiedad de unos coreanos, sino a orillas de la Ría.
Posteriormente, en 2003, Fraga la nominó candidata a la alcaldía de Vigo, que obtuvo pasados unos meses al romperse el gobierno bipartito de Psoe y Bloque debido a los errores de cálculo – por así decirlo, en plan suave – del mal recordado y breve alcalde que fue Ventura Pérez Mariño.
Vigo es ciudad abierta, receptiva. Demasiado en ocasiones. Como en este y en otros notorios casos de personas que se dedican a la política concebida como productiva forma de vida.
«La política es servicio», manifestó Perly en diferente oportunidad mediática. ¡Menudo morro tiene la pajarita! Que, conociendo tanto sus limitaciones como sus habilidades en distintas facetas con sus modos y quehaceres nunca aspiró a otra cosa.
J.G.F
Ver también: LAS AMBICIONES DE PERLY
RELACIONADO, PUBLICADO EL 02/02/2011: