El supremo arquitecto César Portela hace bonitas carjas arquitectónicas; pero en interior, o respecto a su interior, se olvida de cosas esenciales. Ocurrió con el Museo del Mar, algunas de cuyas naves durante un tiempo no se pudieron utilizar y que hubo que reformar a un considerable coste añadido. A Portela, siempre más preocupado por la estética que por la utilidad, cuando ambas cosas se deben combinar en arquitectura, se le pasó por alto que los techos en un museo no deben ser transparentes, pues la luz y el excesivo calor impiden la exhibición de piezas que se deteriorarían.

Le acaba de ocurrir algo similar con el Auditorio Ría de Vigo: se olvidó del foso de la orquesta !

El tremendo fallo quedó patente con la puesta en escena de la ópera Aida, el día 26 de Julio. La orquesta hubo de situarse en el mismo patio de butacas, tras retirar unas filas, su sonido interfería con los esfuerzos de los intérpretes, los cantantes lo pasaron fatal y la representación estuvo a punto de irse al garete.

Esperemos que con el nuevo edifico del aeropuerto se centre, que no vuelva a tener otro de sus habituales «descuidos». Que recuerde que el edificio es una especie de estación de autobuses (hizo la de Córdoba), de acuerdo; pero que los aviones tienen alas y necesitan fingers para el embarque y desembarque de pasajeros. Por ejemplo.