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HISTORIA DEL TEATRO GARCÍA BARBÓN

Vigo tiene mucho que agradecer y para siempre al mecenas José García Barbón, aquel hombre de Verín que, tras liquidar todas sus posesiones en La Habana, donde era un muy destacado financiero y hombre de múltiples negocios, en 1894 volvió de Cuba con una inmensa fortuna

HISTORIA DEL TEATRO GARCÍA BARBÓN

Tras casi toda una vida en La Habana, a la que había emigrado muy joven, a su regreso se estableció José García Barbón primero en su orensana localidad natal durante diez años, para en 1994 trasladarse a Vigo e instalarse en la impresionante finca de Vista Alegre, sobre la que hoy es calle Sanjurjo Badía, donde construyó dos grandes palacetes, uno para él, que no se había casado; y otro para su hermana Carlota y su prole.

En sus quince años en nuestra ciudad – falleció en 1909, a la edad de setenta y ocho años – tuvo tiempo para ejercer como un extraordinaro y generoso mecenas, por ejemplo construyendo a su cargo, entre otros emprendimientos de carácter social, la Escuela de Artes y Oficios.

El magnífico teatro que después llevó su nombre era su gran sueño, aunque sólo esbozado antes de morir. Por lo que que fueron sus sobrinas, las hijas de Carlota, que lo heredaron, las que decidieron – tras el incendio ocurrido en 1910 del Teatro Rosalía Castro, que era también de su propiedad, en el mismo solar y con entrada por la actual calle Marqués de Valladares – como memoria y homenaje a su tío llevar a cabo su construcción, encargando el proyecto al arquitecto Antonio Palacios.

UN ESPLÉNDIDO TEATRO QUE TAMBIÉN FUE SEDE DEL CASINO DE VIGO

En el año 1927 del extraordinario edificio y espléndido teatro inspirado en la Opera de París, gran motivo de orgullo para una pequeña ciudad como era el Vigo de entonces,  ya estaba terminado. Su inauguración tuvo lugar el día 23 de Abril con la puesta en escena de la opereta Madame Pompadour.

Un espectacular edificio que cumplía también con otra función, al instalarse en el mismo la sociedad recreativa Casino de Vigo, convirtiéndose así en el epicentro del poder económico y social, cuentan las crónicas de la época que escenario de las más fastuosas fiestas. Un esplendor que duró hasta la Guerra Civil, tras la cual y con los años fueron tomando protagonismo otras nuevas sociedades recreativas.

CAIXAVIGO DECIDE ADQUIRIR EL GARCÍA BARBÓN Y CONVERTIRLO EN CENTRO CULTURAL

Durante muchos años el García Barbón funcionó como cine, como teatro y también como auditorio, acogiendo temporadas de ópera y conciertos.

Al tiempo que los grandes salones ocupados por el Casino, con sus cortinajes cada vez más añosos y descuidados, experimentaba una prolongada decadencia. Hasta que en 1973 Caixavigo decidió adquirir el edificio. El Casino siguió funcionando allí unos años; pero, ya desposeido de todo boato, a sus dirigentes no se les ocurrió otra cosa que montar un bingo, el primero que funcionó en Vigo. Posteriormente la sociedad se trasladó a otro emplazamiento hasta su definitiva desaparición.

No fue hasta 1982 cuando Caixavigo decidió iniciar las obras para reconvertir el Teatro García Barbón en un Centro Cultural de referencia para Vigo y para toda Galicia. Las obras de remodelación interior y diferentes actuaciones exteriores corrieron a cargo del arquitecto Desiderio Pernas, las cuales, aunque con no poca polémica, alcanzaron, en conjunto un excelente  resultado.

En la parte superior se instaló una buena biblioteca con doscientos ochenta puestos de lectura que inmediatamente tuvo gran afluencia sobre todo de estudiantes, más que como lugar de encuentro que de estudio, un suponer. Mientras que la capacidad del remozado teatro se amplió hasta las mil cien plazas.

Se inauguró el veintidós de Marzo de 1984 con el nombre de Centro Cultural Caixavigo.

DE SER UNA REFERENCIA DE VIGO A ESTAR GESTIONADO POR UNA ENTIDAD BANCARIA VENEZOLANA

Entre 1984 y 2010, año de la desaparición de Caixanova víctima de una operación de derribo por parte del gobierno de la Xunta de Núñez Feijoo pilotada desde el norte que dejó a Vigo sin la institución que no sólo era su referente financiero sino también la mayor impulsora de la actividad cultural, el García Barbón vivió un cuarto de siglo de nuevo y muy brillante protagonismo en lo que a programación y actividades culturales se refiere, incluyendo las incontables exposiciones, en muchas ocasiones muy destacadas, siempre muy visitadas, que se celebraban en su sala de arte con entrada por la calle Reconquista.

Porque hubo un tiempo en que los vigueses tenían la buena costumbre de acudir a exposiciones de pintura y escultura como actividad de ocio. De aquellas muestras organizadas por la Caja salieron los cientos de obras que después compusieron la extraordinaria Colección Caixanova.

Hoy el García Barbón lleva el feo nombre de Centro AFundación; y la Colección Caixanova se denomina Colección AFundación. El uno y la otra le fueron arrebatadas a Vigo, aunque sigan aquí: Ahora sus gestores son los financieros venezolanos de la matriz Banesco que dirigen su filial gallega Abanca. Las decisiones que atañen a las para ellos molestas obligaciones culturales contraídas se toman desde A Coruña, donde se encuentra el centro operativo de la entidad regalada por Feijoo a los Escotet.

Así, el García Barbón nada tiene que ver con lo que fue. Como consuelo, si cabe, lo que no nos pueden arrebatar es la presencia urbana de la gran obra emblemática de Antonio Palacios en Galicia, que también es uno de los más destacados ejemplos de la extraordinaria arquitectura que produjo esta ciudad en la segunda mitad del Siglo XIX y primer tercio del Siglo XX. Forma parte de nuestro patrimonio histórico.

B.C

Nota al final.-
En el texto de arriba no se menciona al que durante décadas fue director general primero de la Caja de Ahorros Municipal, después de Caixavigo y posteriormente de Caixanova, Julio Gayoso.  Y ello por una razón: él, careciendo de la generosidad mental y sensibilidad necesarias, tampoco quiso que cuando el edificio se convirtió en centro cultural llevara el nombre que debió haber tenido siempre, el del gran hombre tan altruista con la ciudad que lo acogió en cuya homenaje lo construyeron sus herederas. Pero siempre fue el García Barbón, que es como le siguen llamando la mayoría de los vigueses que tienen memoria histórica transmitida y que son bastante más sensibles y agradecidos que los banqueros que en otros tiempos lo gestionaron y los extraños que ahora lo gestionan.

Ver también:
LA PERMANENTE HUELLA DE LA CUBA DEL SIGLO XIX EN VIGO

 

 

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