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Artículos de Antonio Ojea publicados entre 15/09/2008 y 01/01/2012
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LA GUINDA

¿Se acuerdan de que el mes pasado les decía que, para ponerle la guinda al pastel que se han cocinado quienes antes nos cocinaron a nosotros, sonaba con fuerza el nombre de Luis de Guindos para el gabinete Rajoy? Pues ya está.
Supongo que se acuerdan también de que les decía que estamos poniendo las gallinas al cuidado de la zorra, porque se estaban colocando los responsables del cataclismo financiero en Italia y Grecia. Pues ya le han encontrado curre a otro de sus muchachos en la cartera de economía del Gobierno de España. ¡Con dos!
Yo sigo con mi estupefacción, derivada de contemplar cómo quienes se deshacen (incluso en lágrimas) porque nos van a dejar sin empleos, pero con mini jobs o curres de mierda, se están reservando los mejores asientos de platea para el espectáculo: Aquí te pongo una presidencia de gobierno en Italia, allá una en Grecia, acullá un ministerio de la cosa en España.
Y se incrementa mi preocupación porque el de Guindos creo que ya sabía que sería ministro incluso antes de que el PP ganase las elecciones. Supongo yo que, con la mirada puesta en las encuestas, los que manejan el cotarro mundial –¿creían que lo de la globalización era otra cosa?– podían esperar a colocar a su hombre de modo más aparentemente democrático que como hicieron con italianos y griegos. Total sólo habría que esperar un par de meses y el chico que salió de Lehman Brothers dejándolo quebrado y recibió en premio otro “momio” en Pricewaterhouse (director de la sección financiera) ya se encargaría “democráticamente” de ser el que dice cómo están las cosas por aquí.
Y digo más: ¿Seguirían ustedes tan tranquilos si se pusiesen a pensar por qué, quien fue Secretario de Estado para la Economía con Aznar y responsable del área con Rajoy de candidato en 2004, no se ha atrevido a sugerirle a don Mariano medidas para afrontar la crisis más concretas que las que exhibió? Se lo digo porque estoy convencido de que si entonces dice lo que ahora pretenderá hacer como ministro, no vota a Rajoy ni su niña, por si acaso le toca un mini job cuando crezca.
Y cabe suponer que, quien poco después de la derrota electoral del PP en 2004 ostentó la presidencia ejecutiva del banco de inversión norteamericano Lehman Brothers para España y Portugal, algo tendría pensado para lo que nos echaron encima (no “se nos vino”, no; “nos lo echaron”). ¿Lo vio venir?, ¿no se enteró?, ¿lo sabía y se preocupó de salvar sus muebles a costa de los nuestros? No lo sé muy bien, pero no me gusta nada que quienes se enriquecieron haciendo mangas y capirotes con las finanzas, engatusando a unos, engañando a otros y aprovechándose de los demás, vengan ahora a decirnos qué es lo que tenemos que hacer para que la brecha entre ricos y pobres siga aumentando.
No faltará quien diga que las cosas están mal, pero no tanto, porque el número de millonarios ha crecido notablemente en cantidades que se cifran por decenas de miles. Claro que la contabilidad para el incremento del número de pobres requiere de centenares de millones, contando únicamente a los que sólo pueden hacer una o ninguna comidas al día, porque los que iban razonablemente bien y ahora “van tirando” no aparecen en las estadísticas.
Y he aquí la guinda: ¿sabían ustedes cual fue el último cometido de Luis de Guindos en el sector privado? Yo se lo diré. Dirigió un ambicioso estudio, como director del Instituto de Empresa, para “analizar los retos del sector financiero ante eventuales crisis” (¿eventuales?). El tal proyecto lo llevó a cabo una “joint venture” llamada Centro PWC/IE del Sector Financiero, creada recientemente entre PricewaterhouseCoopers (PwC) y el Instituto de Empresa (IE). En fin, que ya debe saber cómo arreglarle el habitat a los tiburones para que podamos verlos comer carnaza a través del cristal blindado del acuario.
Sólo les diré que, en pleno torbellino de crisis financiera PwC ganó casi 30.000 millones de dólares en el último ejercicio (a junio de 2011). Desde que se consolidó la crisis, en 2008, PricewaterhauseCoopers exhibió el mayor crecimiento de ingresos conocido, con un incremento del 10% sobre el ejercicio de 2010.
¿Me creen si les digo que creo que la cosa será como siempre? Es decir, tendremos que devolver lo conseguido desde lo de “los tres ochos” (ocho horas para trabajar, ocho para dormir y ocho para el ocio) que le costó la vida a los “mártires de Chicago” hace dos siglos, para poder aspirar a que dentro de otros dos lleguemos a donde estábamos ayer.
…y la casa sin barrer.