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LA HISTORIA DE BEGANO

La empresa se constituyó en Madrid en 1959. Casi el cincuenta por ciento del capital fue suscrito por empresarios de Vigo y otro veinte por ciento aportado por accionistas de A Coruña. El restante treinta por ciento repartido entre inversores de distintos puntos de España.

LA HISTORIA DE BEGANO

El promotor fue el destacado empresario vigués de origen catalán Juan Ribas Barreras, propietario de una fábrica de conservas que era pionera en la moderna, para entonces, publicidad de sus productos; y también del manantial de Fontenova, el agua mineral de Verín.

En una España tan gris como la de aquellos años cincuenta, atrasada, autárquica, padeciendo aislamiento en sus fronteras, en la que esa misma agua mineral era para minorías y en la que imperaban el sifón y la gaseosa, las colas americanas resultaban lejanos extraños brebajes que algún día llegarían.

Y que, efectivamente, comenzaron a aparecer tras la firma del Tratado de Madrid en 1953, en el marco de la Guerra Fría, que permitió la instalación de las bases norteamericanas en España, en Zaragoza, Torrejón de Ardoz y Morón. Unas bases que traerían soldados de color, el chicle y bebidas como Pepsi Cola y Coca Cola, que muchos que las probaban por primera vez decían que sabían a jarabe.

La primera botella de Coca Cola en España fue producida en Barcelona por Cobega exactamente el 31 de Marzo de 1953, coincidiendo con aquel Tratado de Madrid.

En plena construcción de las bases, en 1955 el país entró por fin en la ONU. Y en 1959 el régimen de Franco quedó avalado ante la comunidad internacional por la visita del sonriente presidente de Estados Unidos Ike Eisenhower, que recorrió la atestada Gran Vía madrileña en coche abierto junto al dictador saludando el recibimiento entusiasta de la multitud.

Juan Ribas Barreras enseguida vio las posibilidades de la americanización y de las colas bebestibles. Y además ya contaba con la infrestructura de distribución de Fontenova.

Pero en Galicia se le adelantó otro gran empresario vigués de la época, un gran admirador de Estados Unidos que incluso había viajado a Nueva York, algo muy a destacar en la época. O sea, que había probado Coca Cola y Pepsi Cola in situ. En 1958, con socios, montó en Travesía de Vigo Embotelladora Celta para poner en el incipiente mercado botellas de Pepsi Cola.

LA CREACIÓN DE BEGANO, RESULTADO DE OBLIGADA ENTENTE ENTRE CIUDADES

Desde antes de la aparición de Embotelladora Celta, Juan Ribas llevaba tiempo tratando de poner en marcha otra de Coca Cola en Vigo; pero se encontró con un militar radicado en A Coruña, Rodrigo Peñalosa, que a su vez era familiar de otro militar que era accionista de cervezas El Aguila, empresa la cual mediante una filial ya distribuía Coca Cola en la zona centro, estaba empeñado en introducir esta marca en su ciudad. En realidad, llevaba meses distribuyendo en A Coruña botellas de Coca Cola que traía en tren y camión desde Madrid.

Así que la fundación de Begano tuvo algo de salomónica. El capital en casi un cincuenta por ciento sería vigués – la otra parte aportada en un veinte por ciento por el propio Peñalosa y dos familias coruñesas, los Rey y los Chaver; y el resto por otros iniciales distribuidores de la bebida de diferentes partes de España – y la embotelladora se establecería en A Coruña. La sociedad Bebidas Gaseosas del Noroeste se constituyó en Madrid en 1959.

Juan Ribas mantenía una excelente relación con Luis Amor Martínez, por lo que el industrial conservero le propuso tomar un buen paquete accionarial, ofrecimiento que hizo extensivo a su hermana Consuelo Amor Martínez. A su vez, Luis Amor ofreció parte a sus amigos Luis Solano Aza y Antonio Alfageme del Busto. Este fue, comandado por Juan Ribas, que suscribió más del veinte por ciento de las acciones de la nueva empresa y entre los otros mencionados casi otro treinta por ciento, el núcleo vigués que participó en la creación de Begano.

Fue precisamente Luis Amor quien propuso la denominación de la sociedad, Bebidas Gaseosas del Noroeste.

LA BUENA MARCHA DE UNA EMPRESA SINGULAR

Una compañía peculiar al frente de la cual se encontraba como director un militar que era comandante de Estado Mayor del Ejército de Tierra y que al mismo tiempo contaba con una indudable vocación empresarial. Tanta que, según todos los testimonios, desarrolló una excelente gestión a lo largo de dos décadas, hasta que en el año 1979, cuando ya era coronel, falleció de manera trágica en el incendio del Hotel Corona de Aragón, en Zaragoza.

En los primeros años sesenta en nuestra ciudad se consumía mas Pepsi Cola que Coca Cola, ello debido a que la planta de la primera se encontraba aquí y además había aparecido en el mercado local con casi dos años de antelación.

Mientras que el Colegio de los Jesuitas se había inclinado por apoyar a Coca Cola, parece ser que por influencia de Luis Amor. En una ocasión, como presentación y promoción, formaron a todos los alumnos y se les regaló una botella a cada uno. Y en las llamadas fiestas rectorales no faltaba un chiringuito en el que sólo se vendía Coca Cola.

Al final, como en casi todo el planeta Tierra, Coca Cola terminó por triunfar desplazando a Pepsi Cola. Y Embotelladora Celta acabó por desaparecer.

Ya en tiempos cercanos, desde 2006 y hasta 2012, Begano estuvo produciendo en exclusiva, destinada a diversos países europeos, Coca Cola presentada en botellas de aluminio, generalmente conmemorativas, decoradas ex profeso y siempre en tiradas limitadas. Hasta que, con motivo de las Olimpiadas de Londres, lo comenzó a hacer también una planta británica.

COMO COLOFÓN, UN GRAN RETORNO QUE LLEGÓ HASTA NUEVA ZELANDA

Otra peculiaridad de Begano era que el heredero del fundador Juan Ribas Barreras, Juan Ignacio Ribas González (Tacho Ribas), principal accionista con el 21,7 % de los títulos, desde el año 1979 dedicó su vida a navegar por el Pacífico para terminar por establecerse en Nueva Zelanda, donde fundó una familia. De hecho, su paquete accionarial lo traspasó a una sociedad domiciliada en Auckland denominada Mopelia. Desde las antípodas seguía muy atentamente la marcha de la empresa actuando cuando era preciso mediante un testaferro con el que se comunicaba.

La sociedad iba bien, la facturación llegó a alcanzar los 180 millones de euros, las acciones tenían un valor y el cobro de dividendos era seguro en cada ejercicio; pero lo que nadie podía imaginar, ni sus accionistas soñar, es lo que ocurriría en el año 2012, cuando la familia Daurella, propietaria de Cobega, la embotelladora de Barcelona, decidió liderar una operación de compra de las otras siete plantas españolas, más las de Portugal y Andorra, para crear Coca Cola Iberian Partners.

Cincuenta y tres años después de su fundación, la venta de Begano supuso un cuantioso retorno a la decisión inicial de inversión y posterior prolongada fidelidad accionarial para los miembros de las tres familias de Vigo que detentaban casi el cincuenta por ciento del capital social de la embotelladora, alguno de los cuales supo aguantar con los títulos – que no eran todos los que le deberían haber correspondido – contra codiciosos malos vientos y alguna prolongada bajada de marea.

Lo cierto es que los herederos de aquellos padres fundadores que hace más de medio siglo tuvieron la intuición y visión empresarial – tanto los de Vigo como los de A Coruña – de producir en Galicia ese refrescante gaseoso jarabe americano y universal llamado Coca Cola obtuvieron finalmente una considerable recompensa, todo un pelotazo.

Hay, claro, como suele suceder, sinuosas e incluso escabrosas historias familiares como trasfondo de esta historia, de movimientos accionariales no demasiado claros, o quizás, para algunos, muy claros, ya que hubo intervenciones notariales por medio. Pero quedan para otra crónica.

J.L FRAGOSO

ENLACES:

LA VIDA SEGÚN TACHO RIBAS

EL ESPECIAL MUSEO PRIVADO DE FEDERICO AMOR SANJURJO

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