Punto de Mira
Artículo publicado
22/08/2022
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LA SORPRENDENTE BUENA GESTIÓN DEL MÉDICO DEL PUERTO
Aquí expresamos nuestras serias dudas cuando en 2020 un ex alcalde de Baiona y ex Conselleiro de Sanidade, un médico con vocación de político y ajeno al mundo marítimo, fue nombrado presidente de la Autoridad Portuaria de Vigo. Sin embargo, su administración está resultando magnífica. Se refleja en todos los datos.

La imagen de este médico y político de aspecto tirando a señor antiguo más político que médico no encaja con la de su cargo al frente de un puerto tan dinámico, moderno y diversificado en sus tráficos como es el de Vigo. Sin embargo, Jesús Vázquez Almuiña está resultando un buen presidente, quizás el mejor desde hace décadas.
Cabe pensar que ello se debe a un talante prudente y sensato, al tiempo que realista, con visión de futuro, que le ha llevado a delegar el grueso de la gestión en Beatriz Colunga, la muy eficiente directora del puerto que encabeza un magnífico equipo de trabajo. Desde un puesto que es político, Almuiña pone – cosa rara – el sentido común y unas innatas habilidades sociales con un toque jesuítico, de los jesuitas de antes.
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Vázquez Almuiña sucedió en 2020 a Enrique López Veiga, que era un carácter contrapuesto al suyo, un temperamental, una especie de gladiador que utilizó esta condición para lidiar con el colectivo de los estibadores del puerto, clave para el funcionamiento de las instalaciones portuarias. López Veiga fue capaz de resolver el gran problema de las continuadas amenazas y huelgas de la estiba y ese quedó como su gran legado tras su paso por Autoridad Portuaria entre 2015 y 2020.
Antes, en la puente de mando del puerto estuvo un acreditado inepto de nombre Ignacio López Chaves, un incompetente de trayectoria bien conocida. Tras su toma de posesión en 2011 se escandalizó al entrar en su despacho porque allí no había un crucifijo, lo que inmediatamente remedió mandando comprar uno en un establecimiento próximo a la Colegiata. Gracias al crucifijo y seguramente tras rezar un padrenuestro, teniendo un momento iluminado fue capaz de tomar una de las pocas buenas decisiones de su mandato: despedir a Luis Lara, el histórico director del puerto que desde hacía tiempo estaba creando no pocos problemas, para sustituirlo por Beatriz Colunga. Tras la mala gestión entre 2011 y 2015, el peor legado que dejó López Chaves fue el gran bajón en el tráfico de cruceros, cuyas consecuencias llegan hasta hoy pese a los esfuerzos posteriores por recuperar el perdido número de escalas.
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O sea, que en sucesión un tipo impulsivo, un incompetente y un médico tranquilo.
En realidad, el doctor Almuiña representa un gran salto de mejora en los últimos trece años, pues entre 2009 y 2011 al frente de la Autoridad Portuaria estuvo una auxiliar de enfermería…
No solo eso, Corina Porro era y es una cabaretera política del Partido Popular que antes había conseguido convertirse en alcaldesa de Vigo, una época la suya en la que se quiso montar en el Areal, en la antigua sede del Rectorado, una especie de pequeño palacio en plan Perly Emperatriz, con sus dependencias alfombradas y cortinones de lujo.
La Porro – apoyada por su partido – pretendió imitar a Abel Caballero, que de 2005 a 2007 convirtió la Autoridad Portuaria en su plataforma de lanzamiento como candidato a la alcaldía, utilizando los dineros portuarios para su campaña electoral. La Porro montó diversos extraordinarios – por ridículos – shows portuarios intentando regresar al ayuntamiento y aun fue más allá: para mejor financiar sus gastos promocionales se inventó una llamada Fundación Puerto de Vigo a cuyos arcas se vieron forzados a contribuir determinados destacados empresarios e incluso PSA y Caixanova. Sobre el destino exacto de parte de esos fondos quedaron dudas.
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Vigo tiene ahora a un médico al frente de su puerto. Y lo está haciendo sorprendentemente bien. Dando incluso una imagen de modernidad a través de la muy aceptable página web de la Autoridad Portuaria, algo importante en estos tiempos.
Por su complejidad, tamaño, un potencial comercial que se traduce en un elevado movimiento de contenedores, liderazgo en pesca y en embarque de automóviles, gestión de las concesiones en las que se desarrolla la construcción naval, participación en Plisan y dominio sobre amplias zonas urbanas adyacentes, el puerto de Vigo es para la ciudad un elemento fundamental nada fácil de gestionar.
Si a pesar del paso por la Autoridad Portuaria de algunos políticos poco dotados para la labor el puerto ha salido adelante en los últimos veinte años – con la mencionada excepción del tráfico de cruceros – ha sido por el buen hacer de las empresas que mueven sus tráficos; y también, como se dijo, porque cuenta en su organigrama con unos excelentes contrastados profesionales que en el ejercicio de su trabajo son ajenos a la política.
V.E
Aquí enlace a la página de la Autoridad Portuaria de Vigo