Al César de Pescanova lo que le pertenece. Gracias a su iniciativa y a la sociedad Hipigal por él creada Vigo cuenta con una de las quince pruebas que componen el Campeonato del Mundo de Salto de Obstáculos, la única que se celebra en España.
El CSIW de Vigo se le debe a Manolo Fernández; pero también, en una fundamental medida, al gran tirón popular que por este espectáculo existe en Vigo desde hace un montón de años. Una afición que se remonta a bastantes décadas atrás, a los tiempos de la Florida y después del Bao. Y una afición un tanto excepcional, puesto que aquí no existe la base de una gran tradición en la práctica de la hípica como deporte.
Sin embargo, en Vigo estos concursos convocan a tanta gente como en Holanda, Irlanda o Alemania. Un público, por otra parte, muy apasionado, asombrosamente entendido y que forma parte del mismo espectáculo. Esto es algo que nunca deja de sorprender muchísimo a los baqueteados jinetes internacionales, que siempre muestran su agradecimiento por el insólito calor y apoyo que reciben del graderío.
O sea, que al César sí; pero al pueblo que llena el circo, también.
Al César de Pescanova que no le ocurra lo que al otro, al romano, que se creyó demasiado el amo del cotarro. Que no pretenda controlar Vigo, que esto es “mu grande”. Incluso para sus capacidades.