Baixo Miño
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MIRABELES DE O ROSAL
Una fruta que alcanza su máxima expresión en conserva y que tiene una ya lejana conexión con los alemanes residentes en Vigo en los años cuarenta del pasado siglo
Se dan en el valle de O Rosal y en algunas zonas del vecino municipio de Tomiño estas pequeñas, delicadas y sabrosas ciruelas originarias de la Selva Negra alemana y de la limítrofe región francesa de la Lorena

José Sánchez García era un maestro que en los primeros años treinta del siglo pasado arribó a O Rosal desde su Soria natal para hacerse cargo de la escuela del lugar de Fornelos. Naturista aficionado a la botánica, amante de la agricultura con método, encontró en el fértil valle su particular paraíso y ya se quedó para siempre. También dotado de espíritu empresarial, promovió la primera fábrica de conservas vegetales de Galicia, la misma que hoy sigue funcionando con el nombre de A Rosaleira, envasando distintos frutos y hortalizas, desde grelos hasta pimientos y tomates, también mirabeles, una empresa que en la actualidad es propiedad del grupo vinatero Terras Gauda.
Fue José Sánchez quien introdujo los mirabeles, cuyos primeros árboles es casi seguro que no trajo en su maleta. Una teoría muy plausible que circula y que se considera la más veraz es que se hizo con los iniciales arbolitos a través de algún miembro de la numerosa colonia alemana residente en Vigo, donde incluso existía un Colegio Alemán, unos cuantos de aquellos teutones instalados en las faldas del Castro con sus casas y jardines. En su mayoría, por no decir en su totalidad, eran simpatizantes nazis que colaboraron con con el levantamiento militar en España, por lo que obtuvieron sus provechos tras la contienda. Y, como está muy documentado, durante la Segunda Guerra Mundial la Ría de Vigo, concretamente Rande y la Ensenada de San Simón, fue una estratégica base para los U-boots nazis que patrullaban por las aguas del Atlántico buscando sus presas.
Esta teoría – la de que los primeros mirabeles llegaron a O Rosal procedentes del jardín de un nazi alemán afincado en Vigo – se refuerza si tenemos en cuenta que José Sánchez García, el maestro, era miembro de un partido de extrema derecha, Acción Popular (confesional católico) y que además tendría sus contactos con la colonia germana viguesa. Tales relaciones y su afición por la botánica le habrían permitido conseguir los primeros mirabeles.
Al final de la guerra civil, ya bajo el régimen franquista, José Sánchez se convirtió en alcalde de O Rosal, cargo que ejerció durante años. En este periodo fundó una cooperativa de agricultores y se dedicó a extender el cultivo de los mirabeles.
Hace tiempo que no queda rastro de aquellos alemanes de Vigo que fueron el origen de la introducción de los mirabeles en O Baixo Miño.
UN FRUTO EXQUISITO Y, SI SE QUIERE, TAMBIÉN EXÓTICO
Los mirabeles son especiales no sólo por su origen, también por haberse adaptado a una geografía con un clima tan diferente al centroeuropeo. De los frondosos y misteriosos bosques de abetos del sur de Alemania a estas tierras que son amables y de viñedos, generosas en vino de la D.O Rías Baixas, donde además existen muy extensas plantaciones de kiwis oriundos de China pasando por Nueva Zelanda.
Son especiales los mirabeles por poseer unas características de sabor únicas: y porque su cosecha se limita a tres semanas al año a partir de mediados de Julio, una temporalidad que limita sus posibilidades de comercialización en fresco, siendo su producción muy variable de un año a otro.
MIRABELES EN ALMÍBAR O EN MERMELADA
Así lo enseñó el maestro soriano de Fornelos y así lo entienden los agricultores locales que hoy los recolectan y los preparan artesanalmente en sus casas, sobre todo en almíbar, para convertirlos en un verdadero delicatessen de consumo propio.
Aunque hay plantaciones que son proveedoras – en esa pequeña franja de su producción, de dos o tres semanas – de algunas grandes superficies comerciales, sobre todo en Galicia. Y que también surten a las pequeñas empresas que los elaboran en conserva, como la firma Mirabel de O Rosal, cuya marca Alén do Val los ofrece como lo que son, un producto gastronómico exclusivo. No solo en almíbar, también en mermeladas y en dulces, incluso produciendo una singular y sabrosa cerveza con fondo de mirabel.
Esta firma es la continuadora de la gran labor que durante décadas llevaron a cabo las carmelitas descalzas del convento de O Rosal, que se encuentra precisamente en Fornelos, el lugar donde se asentó el maestro. Cuando había monjas, su trabajo de especialistas era ese, el de preparar unos mirabeles en almíbar y unos dulces que tenían no pocos devotos foráneos que, algunos llegando desde lugares lejanos, se acercaban al cenobio para hacerse con unos tarros. De los mirabeles vivían las monjitas.
LAS ´FÊTES DE LA MIRABELLE´ EN LA LORENA FRANCESA
Si en gran parte de Galicia – ya no digamos en España – el mirabel es un casi desconocido, en la Lorena francesa, que linda con la germana Selva Negra, de donde procede el 75 % de la producción mundial la cual prácticamente toda se transforma en mermeladas, dulces y licores. El mirabelle es la gran referencia gastronómica de la Lorena, y en la ciudad de Metz le hacen grandes fiestas todos los años durante diez días de Agosto, con desfiles, conciertos, mercado gourmet y hasta fuegos artificiales.
Los productos de derivados de los mirabelles de la Lorena son muy apreciados en toda Francia y se exportan a otros países europeos.
X. EIRAS
Y AQUÍ UN ENLACE: BIENVENIDOS A MIRABEL DE O ROSAL. ALÉN DO VAL