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25/09/2021
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PERSONAJES QUE LLEGARON DE LUGO
PARA AYUDAR A HACER VIGO
Este artículo fue originalmente publicado el 1 de Marzo de 2008

Una buena parte de la población de Vigo tiene sus orígenes familiares en la provincia de Ourense. Pero la provincia de Lugo, desde el Cantábrico hasta las Ribeira Sacra, también aportó lo suyo, no tanto en número como en relevantes personalidades al desarrollo de la ciudad. Figuras descollantes de la empresa, la literatura, medicina y otros campos.
De la provincia de Lugo eran Nicolás Taboada Leal y Antonio López de Neira, ambos notables y brillantes protagonistas de la vida social en el Vigo del Siglo XIX, cuando la ciudad ya comenzaba su camino para convertirse en lo que es hoy, a lo que ambos contribuyeron en gran medida.
El primero, ilustre médico natural de Vivero y aficionado a la investigación histórica y a la creación literaria, autor de una interesantísima obra editada en 1840 con el título ´Descripción topográfico-histórica de la ciudad de Vigo, su ría y alrededores´, tuvo mucho que ver con el nacimiento y puesta en marcha del Lazareto de San Simón, cuyo funcionamiento fue, a lo largo de décadas, lo que realmente impulsó el puerto y la Ría. Por el tráfico marítimo que atrajo el lazareto, la contribución a Vigo de Taboada Leal resultó fundamental.
Ver aquí: LA DIETA SEGÚN TABOADA LEAL
El segundo, Antonio López de Neira, natural de la villa de Foz, desde unos muy modestos orígenes se convirtió en un gran emprendedor y en un extraordinariamente popular ciudadano en su tiempo. Llegó a Vigo muy joven para emplearse como mancebo de comercio, terminando por fundar varias industrias, entre ellas una importante fábrica de papel. Fue alcalde de la ciudad y presidente de la Diputación, amén de cónsul de Chile – también de Costa Rica – y poseedor de la Gran Cruz de Isabel la Católica. Tuvo el honor de convertirse en el primer vigués que disfrutó de luz eléctrica y de teléfono, los dos grandes avances tecnológicos de la época.
FUNDAMENTALES CONTRIBUCIONES A LA LITERATURA Y A LA INDUSTRIA
Mucho más tarde, corriendo la primera mitad del Siglo XX, llegaron procedentes de la norteña Marina Central Alvaro Cunqueiro y Francisco del Riego, el primero originario de Mondoñedo; y el segundo, para los que lo conocieron Don Paco, de la vecina Lourenzá. Ambos aportaron no poco, cada uno por su lado, a la cultura y las letras urbanas.
De Sarria, ya tirando hacia el sur de la provincia, era José Fernández, miembro de una familia de ganaderos con negocios cárnicos, que llegó a Vigo para inventar – tal cual – el pescado congelado a bordo y revolucionar así el mundo de la pesca a nivel mundial, armador de los primeros arrastreros congeladores que navegaron los mares, que fueron los de Pescanova, construidos en astilleros de nuestra Ría. Pero no sólo eso, porque también, fundando Zeltia, levantó la que fue muy importante industria química de O Porriño. Pero es que además los miembros de la familia Fernández ejercieron como importantes mecenas en diversos emprendimientos culturales de tintes galleguistas, lo que tiene mucho mayor mérito si se considera que estamos hablando de tiempos de franquismo puro y duro. Gracias a los Fernández, con su apoyo y aportación económica, nació, por ejemplo, Editorial Galaxia, y también la empresa que imprimía sus libros, Artes Gráficas Galicia. dirigida por Don Paco del Riego.
UN EX SEMINARISTA QUE SE CONVIRTIÓ EN EL REY DEL PAN
Si Antonio Valcarce García no se hubiera escapado del seminario de Lugo para llegar a Vigo con la intención de tomar un barco hacia Sudamérica no existirían hoy los silos de la Panificadora que miran al mar.
Tras contraer temprano matrimonio con la hija de los propietarios de una panadería, terminó por levantar un imperio local del pan, tanto que durante el primer franquismo y a lo largo de bastantes años su empresa, la Panificadora, tenía el monopolio local. Durante la semana en Vigo sólo se distribuía su pan – bastante malo, por cierto -, dejando para las pequeñas panaderías de barrio el mercado de los domingos.
Gracias a las consiguientes rentabilidades panificadoras, Antonio Valcarce se hizo con la mayoría de las acciones de la Compañía de Tranvías y se dedicó a traer a Vigo a cientos, quizás miles, de trabajadores paisanos suyos, de la Terra de Lemos, ya que él era natural de Ferreira de Pantón. De aquel desplazamiento desde las proximidades del Sil, sobre todo del entorno de Sober, de hombres para trabajar en la Panificadora o como empleados en Tranvías como conductores o cobradores, procedían los padres de Fernández Gayoso, por ejemplo. También los de uno de los peores alcaldes que tuvo la ciudad, que en esto, no en otra cosas, sí se le puede considerar destacado, un tal Manolo Pérez, cuyos padres habían montado panadería en Cabral. A otros y alguna otra que también entraron en política mejor ni mencionarlos.
Y DURANTE DÉCADAS NUNCA FALTÓ LA CACHEIRA POR CARNAVAL
Del Lugo más interior, ya tirando para Os Ancares, era Alberto Casal Rivas, notario notorio y además poeta. Un hombre culto y afable que dejó tras sí una estela de permanentes afectos y buenas remembranzas. Sin olvidar al médico Celso Rodríguez, que marcó una época en su especialidad de pediatría desde su clínica de la calle Marqués de Valladares. Además de otros destacados profesionales de distintos sectores.
No fueron pocos los de Lugo en Vigo que durante bastantes décadas algunas decenas de ellos en representación del colectivose reunían anualmente, siempre el sábado siguiente al martes de carnaval, para dar cuenta de una abundante y bien regada cuchipanda a base del mejor porco de su tierra, en torno a las más destacadas cacheiras lucenses y al sabroso mencía de la Ribeira Sacra.
De norte a sur, en la provincia de Lugo reside buena parte del alma de Galicia, de la Mariña del mar lucense hasta las tierras mágicas de la Ribeira Sacra. Del Cantábrico al Sil.
Un espíritu representado por el excelente pulpo de las fiestas de San Froilán, en la capital, también de Monterroso y de otros lugares. Y es que para comer, también beber, Lugo, que se decía antaño. Aunque fuera en Vigo.
J.G.F
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