En realidad, lo que se dice nerviosa lo estuvo siempre. Le viene de natural, ella es así, cosas de las neuronas.
También son cosas de las neuronas – así como producto de una escasa preparación intelectual – algunas salidas al ruedo mediático de Perly, como la enunciación de aquella famosa teoría del rendimiento económico de las macetas que hubiera firmado cualquier humorista.
Últimamente se queja de que no la invitan a dar algunos paseos – «el pueblo los juzgará», sentenció después ella, muy seria – y mantiene expresiones de más o menos contenido cabreo en todos los actos.
Su inmediata y poco meditada reacción negativa tras el anuncio del proyecto de una Ciudad del Mar o Ciudad de las Ciencias Marinas fue propia de una persona obtusa, al igual que sus manifestaciones al respecto.
Perly, la antigua protegida de Fraga, es una incompetente perfumada con Channel o similar. Lo demostró muchas veces; pero la mala gestión de la salida de la Volvo, con una muy escasa repercusión mediática, representó una gran ocasión perdida para la ciudad. Por su enorme incompetencia.
Perly está de los nervios y decontrola todavía más porque el Faro – a pesar de la inversión publicitaria municipal – cada día le hace menos caso. Además, en un futuro próximo, es previsible que ese periódico se le ponga en contra. Por eso está tan irritable y dice tantas chorradas seguidas.
Respecto a las cuentas de la Volvo, hay que volver a pedírselas