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RAFA NADAL TRIUNFÓ
EN VIGO HACE VEINTE AÑOS
En la fotografía Rafa Nadal con la Copa Bedriñana en la que quedó grabado su nombre en el 2002, junto al de otros grandes jugadores españoles de generaciones anteriores, como Santana, Couder y Orantes. También el australiano Martin Mulligan.

Acababa de cumplir dieciséis y venía de ganar junto a su amigo Bartolomé (Tomeu) Salva el Campeonato de Europa de equipos cadetes, una competición conocida como “Copa Jean Borotra”.
Tomeu Salva había sido siempre su rival en categorías infantiles, una rivalidad que contrastaba con una gran amistad fuera de las pistas. Ese año, temporada 2001-2002, la Federación Española les ofreció una beca para entrenar en el CAR de Barcelona. Tomeu aceptó, mientras que Rafa Nadal, entendió que estaba mejor atendido con su tío Toni de entrenador y con el arrope familiar y el entorno de sus pandillas de siempre. Entonces separaron sus destinos y la manera de intentar llegar al circuito profesional.
Mientras Tomeu se dedicaba a jugar torneos cadetes y junior con óptimos resultados, campeón de España junior y campeón de Europa cadete, Rafa ya participaba en torneos profesionales. En su curriculum ya figuraba una victoria en abril, con solo 15 años, en el Open de Mallorca sobre Ramón Delgado, un paraguayo clasificado el 81 del ranking ATP. Posteriormente jugaría las semifinales de la prueba junior de Wimbledon, donde quedó prendado del torneo londinense; y ganó su primer torneo “Future” en Alicante.
Sin embargo, sin desmerecer la victoria en el torneo alicantino, el torneo ganado en Vigo en agosto de 2002, fue el punto de arranque en la a partir de entonces meteórica carrera de Rafa. Y lo fue porque hubo de superar el cuadro fuerte que le había tocado y lograr remontar en la final un durísimo partido frente al argentino Pastorino, que llegó a dominarle por 6/4, 4/2 y 40-15. Como decía Toni Colon, el entrenador que viajó con él, la victoria en el Club de Campo vigués supuso para el mallorquín la confirmación de que estaba en el camino correcto para conseguir sus aspiraciones profesionales.
La final del Internacional de Vigo 2002 mostró, ya por aquel entonces, los hábitos que le acompañaron durante estos 20 años de excepcional trayectoria, con la toalla colocada en un lateral, largas pausas entre punto y punto; y que, anecdóticamente, fue la primera vez que hubo de disputar un partido en tres momentos diferentes, ya que la final, jugada en la tarde del sábado hubo de suspenderse por falta de luz. El domingo por la mañana la lluvia impidió su reanudación; y el domingo por la tarde la pista central volvió a llenarse para disfrutar de un emocionante tercer set que se resolvió con la victoria del joven manacorí.
Bartolomé Salva volvió a jugar en Vigo en años posteriores; pero no logró entrar entre los 250 del ranking ATP. Actualmente trabaja en la Academia de Rafa, con el que sigue manteniendo la amistad de siempre.
En el Club de Campo, en la alocución posterior a la entrega de trofeos, Rafa dijo que le gustaría volver el año siguiente. Todos los aficionados sabían que eso iba a ser muy difícil. Meses despuésRafa ganaba en Montecarlo a Albert Costa, por aquel entonces vigente ganador de Roland Garros; y su carrera se dispararía hacia los primeros lugares de la clasificación mundial, lo que le llevaría a jugar en los principales torneos del mundo.
Atrás quedaba el recuerdo de aquella victoria de Vigo. Una estancia en nuestra ciudad en la que se aficionó al pulpo, a cazar cangrejos en las rocas y a experimentar las remontadas de partidos que parecían inalcanzables para poder levantar la Copa Bedriñana, trofeo de enorme tradición que 44 años antes había levantado el jugador que posibilitaría el “boom” del tenis en España: Manolo Santana.