Reconociendo la bazofia de su arquitectura, en 1918 el anterior propietario del Hotel Bahía, César Ballesteros, anunció que había que cambiar la fachada, lo que se llevaría a cabo en un plazo de dos años.

Lo que hizo fue sentarse en su despacho – de vez en cuando un paseíto por recepción – para ver si llegaba un comprador del edificio y del hotel. Un comprador que al final  llegó, con también dos años de retraso.

Y ahora, realizada la operación de venta,  habrá que ver cuánto se tarda en completar toda la obra de remodelado anunciada por las nueva propiedad, la empresa compostelana encabezada por Rafael Ferreiro que también posee los hoteles Compostela y Gelmírez, en Santiago; y el Riazor en A Coruña. Es de lo mejor – junto con otras actuaciones anunciadas – que le podía haber pasado al sector hostelero de la ciudad. Y a la ciudad también.

La estructura del mamotreco no se puede cambiar, es la que es; y la reforma de la fachada tiene difícil buena solución, aunque cualquier idea llevará a una mucho mejor que la actual. Al edificio del hotel no le va bien ningún color, por lo que la opción del blanco liso anunciada por los nuevos propietarios, apoyada con algunos detallitos ornamentales puede que funciones.

El ARTÍCULO DE ABAJO SE PUBLICÓ EN EL AÑO 2018:

LA HORRIBLE Y PESADA MOLE ARQUITECTÓNICA DEL HOTEL BAHÍA

Es feísmo urbano y a lo bestia. Mucho más grave si consideramos que para construir el adefesio se demolió el antiguo mercado de A Laxe, una joya modernista que hoy sería una gran atracción

Y esto, además, en una ciudad que posee muy  brillantes ejemplos de magnífica arquitectura. En relación con todo lo anterior, en 2018 también publicamos este otro artículo:

EDIFICIO AZUL Y HOTEL BAHÍA. Dos diferentes bodrios arquitectónicos demasiado presentes en destacados lugares de la ciudad