Punto de Mira
Artículo publicado
30/01/2022
vigoempresa
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EN O BAIXO MIÑO
Vivir con Portugal también en las pequeñas cosas
En primer plano el puente peatonal, también para uso de ciclistas, que unirá todavía más las localidades de Tomiño y Vilanova de Cerveira y que está previsto se estrene el próximo año. Al fondo A Ponte da Amizade, inaugurado en el año 2004

Ese nuevo puente peatonal que tendrá más de trescientos metros de longitud y una altura de nueve metros sobre las aguas del Miño está concebido como vía de comunicación entre las dos zonas de un gran parque transfronterizo de 25 Has. que, en ambas márgenes, se extenderá en torno a la fortaleza de Goián por la parte gallega y el ya existente en Vilanova de Cerveira, que incluye una zona de recreo acuática. Se llamará, en consonancia con el otro puente, el que se utiliza desde hace casi veinte años para el tráfico de automóviles, Parque da Amizade.
No podía ser de otra manera, puesto que Tomiño y Cerveira – que es como se refieren los portugueses a su Vilanova – son dos vecindades muy unidas, que comparten servicios. Conformando así – al igual que ocurre con Tui y Valença – una denominada eurociudad. La comunicación, la convivencia entre ambas villas es cotidiana y muy estrecha.
Por poner un ejemplo, a disfrutar todo el año de la magnífica piscina municipal cubierta de Cerveira acuden no pocos habitantes de Tomiño.
BOMBONAS DE BUTANO, GASOLINA Y VINOS DEL ALENTEJO
En cualquier tranquila mañana de un buen día, tomar un café o una cerveza en una de las terrazas de la plaza de Cerveira es un apreciable lujo. Una parada para después comprar unos bolinhos de bacalhau o unos rissóis de camarão en los negocios próximos. O unas chamuças, que son la versión portuguesa de las samosas hindúes, en este caso de Goa. Y ya en plan dulce unas apetitosas natas de yema rodeada de hojaldre. Todo sabe estupendamente cuando uno regresa a casa.
Por su parte, los habitantes de Cerveira acuden en buen número a una gasolinera de Tomiño para llenar el depósito de sus vehículos, lo mismo que los de Valença a otra de Tui, con lo que al cabo del mes se ahorran un dinero. Y ahorran todavía más con la compra de bombonas de butano, cuyo precio en Portugal es, como mínimo, un treinta por ciento más caro que en España. Cuestión de impuestos.
Las grandes superficies de uno y otro lado de la ´raia´ también tienen sus diferencias en los precios. Los portugueses atraviesan los puentes que nos unen para comprar artículos de limpieza y cosméticos, que son mucho más baratos a este lado, mientras que aquellos ´espanhois ´ que saben de qué va la cosa buscan las excelentes periódicas ofertas de vinos portugueses, sobre todo los magníficos tintos del Alentejo. La cerveza, sin embargo, es bastante más cara en Portugal, lo mismo que, muy considerablemente, los licores.
En todo caso, aparte de un ahorro, estas ventajas en los precios de diferentes productos son con frecuencia una buena excusa para los desplazamientos.
Porque vivir cerca del Miño es como vivir en dos países, puediendo aprovechar estas ventajas de cada uno de ellos.
El nuevo puente peatonal sobre el río será todo un símbolo que suma una placentera utilidad.
V.E
Ver, publicado el 21/12/2015:
EL OTRO CERCANO MUNDO DEL MIÑO